Estimad@s tod@s,

No quiero empezar de manera lastimera por el enorme vacío que deja la pérdida de nuestra compañera y amiga Marisol Larrosa Febas, ya que ella no nos lo permitiría. Los que hemos tenido la gran suerte de conocerla, sabemos de su gran ilusión por vivir, por su curiosidad infinita, su espíritu de lucha, sus ganas de mirar hacia adelante, siempre hacia adelante, su extrema elegancia y su tesón a la hora de enfrentarse a cualquier empresa que se pusiese en su camino…

Para los que no lo sepan, conocí a Marisol, prácticamente el día de su boda. Un día de boda lluvioso, pero lleno de ilusiones y alegrías que el futuro iba a deparar a aquella joven feliz pareja. Yo iba por parte del novio, Luis (Lulo para los amigos), como compañero de trabajo. Aquel día Marisol estaba radiante. El día fue lluvioso y la pareja salió de la ceremonia con un paraguas blanco que para los invitados no pasó desapercibido en los años venideros. Lejos de amilanarse por el día gris, su sonrisa iluminó aquel momento tan feliz.

Posteriormente, nuestro compañero y amigo Lulo, decidió dejar el trabajo para irse a dar la vuelta al mundo. «Pero, ¿qué locura es esa Luis? ¿y tú mujer qué opina?» – pregunté con cierta curiosidad y pensando, «ya está este Luis inventando…»

Y él me responde, «Pplu, es mi mujer Marisol la que más ha empujado para hacer este viaje, ya que la vida son dos días y hay que aprovecharlos…»

A cuantos les conocíamos nos dejaron un tanto desconcertados. Incluso a pesar de conocer poco a Marisol yo la tenía por una persona menos inquieta y ¡fíjate tú! Fruto de aquel viaje, dejaron un documento de gran valor para los que nos gusta viajar y que os recomiendo que no dejéis de consultar: http://luloymarisolporelmundo.blogspot.com/

Después de todo este periplo nuestros caminos siguieron entrelazados en diversos actos sociales, como la boda de algún que otro compañero común y los nacimientos de nuestros respectivos hijos, para seguir teniendo relación.

En una de estas ocasiones, y justo antes de comenzar con este apasionante proyecto profesional llamado «Andaru Pharma», ella me preguntó por él, notando yo que sentía cierta atracción hacia este concepto muy de moda en estos tiempos llamado emprendimiento…

En este periodo Marisol y Lulo tuvieron a sus dos preciosos hijos y Marisol, que quería ser protagonista de la educación de sus vástagos, llevando el timón de su hogar a buen puerto pero sin dejar de tener cierta vinculación profesional, se decide a crear un blog de organización de viajes de lunas de miel, para ayudar a los nuevos enamorados a organizar uno de los viajes más bonitos de la vida…

Durante este tiempo ella y yo no parábamos de interaccionar, quedando a desayunar en la terraza de la cafetería de Sanchinarro, que tanto le gustaba y visitamos en numerosas ocasiones, para compartir inquietudes y novedades. Fue en uno de estos desayunos en donde nos planteamos unir fuerzas.

Por aquel entonces, Andaru Pharma (creada en 2012) llevaba un año y medio funcionando y poco a poco consiguiendo cada año nuevos proyectos. En esa época mi compañera y amiga Cruz (excelente profesional y mejor persona) se acababa de unir al proyecto, y muy poquito después se unió también Marisol. Ya en Septiembre de 2013, pasamos de ser 1 a 3 personas con fuerte inquietud emprendedora que, lentos pero seguros, fuimos construyendo esta empresa, ganando confianza en el mercado y aportando fuertes dosis de creatividad y muchísimo trabajo. Pasamos, de conseguir 4 proyectos el primer año, a 14 el segundo y hasta 36 el tercero (ya con ambas plenamente incorporadas).

Ni qué decir tiene que las dudas me asaltaron al principio, por ver cómo nos íbamos a acoplar, sobre todo desde el punto de vista personal, ya que yo no quería que se generara mal rollo ni competiciones insanas entre nosotros. Sin embargo, esta duda se despejó rápidamente. Cruz y Marisol fueron poco a poco demostrando que, sin hacer mucho ruido, se podía llegar muy lejos. Los 3 teníamos un objetivo común: disfrutar de cada día que íbamos pasando, trabajando muchísimo y no haciéndonos reproches que pudieran herir sensibilidades, sino todo lo contrario: unión, apoyo, escucha, sentido alto de la autocrítica para la mejora continua. Y eso fue básico para aquella etapa inicial, lo cual forjó lo que hoy somos: un equipo comprometido y que trabaja por el resultado óptimo en cada proyecto, teniendo un alto sentido de la responsabilidad para cada trabajo que llevamos a cabo.

Las aportaciones profesionales de Marisol se evidenciaron rápidamente, pero lo que destacó muy desde el principio fue su gran humanidad y su manera de disfrutar de lo que cada día la vida ponía a su paso, teniendo la suerte de ser testigos de todo esto. A Marisol no se le ponía nada por delante, siempre había un soplo de aire fresco cuando alguna situación nos superaba. Además, sentía admiración por todas aquellas facetas que ella no había desarrollado y que encontraba tanto en compañeros, proveedores o clientes con los que interaccionaba en cualquiera de los proyectos que realizaba. Sus ganas de aprender y compartir no se saciaban y en este periodo creó un tercer blog( http://lamantitaviajera.com/), que pone en evidencia sus dos grandes pasiones: los viajes y su familia.

La desgracia del cáncer llamó a su puerta en la primavera de 2017 y, aunque le dio en lo más importante que tenemos, que es la salud, no se amilanó y luchó cada día contra la enfermedad que finalmente acabaría derrotándola. Durante este largo año de enfermedad, Marisol nos volvió a regalar la mayor lección que nos podía dar. «Yo voy a ser del porcentaje de pacientes que superan esta enfermedad» – eran sus palabras cada vez que pasaba a verla, no desde un punto de vista de soberbia, sino de como era ella de luchadora, No iba a entregar la pelleja así como así. Ella pedía a todo el mundo que solo le contaran «Casos de Éxito», a los que ella se aferraba para poder seguir adelante, siendo muy consciente de la gravedad de lo que acontecía en su cuerpo. Su perpetua sonrisa y su mirada de niña curiosa acompañaban cada uno de nuestros encuentros.

Nada de lo que cuento creo que haya sido por casualidad. Las cosas tenían un orden, hasta en el desorden del final. Ella decidió vivir su enfermedad hacia afuera y aprovechó para enseñarnos que hay que vivir cada día como si fuera el último, disfrutar de lo que realmente importa  y despedirse elegantemente con un «¡Hasta luego!» de todos los que la conocíamos y queríamos.

Nosotros solo pedimos (cada uno con el credo que tenga) que su luz nos acompañe durante el resto de nuestros días. Y, muy especialmente, a su marido Lulo y sus dos preciosos hijos, que intentaremos en la medida que nos toque hacerles más llevadero este momento único y desgarrador, con la esperanza de saber que nos encontraremos con ella y con su inolvidable mirada y sonrisa sin fin…, que siempre llevaremos en nuestro corazón.

¡Hasta luego, Marisol!

José Luis Medina Adán